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La viga de acero

Suspendida por una soga de verdugo, una viga de acero envejecida y desgastada cuelga en un frágil equilibrio. A pesar de su resistencia inherente, muestra signos de desgaste: dañada, oxidada, desgastada por el tiempo. Sobre ella, descansa una bandera europea magnética que se adhiere a la superficie corroída, una presencia inestable en una estructura ya precaria. La viga de acero refleja la incertidumbre de la Europa actual, atrapado entre crisis y panoramas políticos cambiantes. El peso de la guerra en Ucrania, la sombra de los liderazgos pasados y el espectro de la inestabilidad geopolítica coloca al continente en una posición delicada: ni cayendo, ni permaneciendo firme, simplemente suspendido, esperando. La soga elaborada con cáñamo, evoca símbolos históricos de ejecución y juicio. Sugiere un destino incierto. ¿Está Europa al borde del colapso o recuperará su equilibrio? La bandera, sostenida únicamente por magnetismo, habla de alianzas formadas no por raíces profundas, sino por fuerzas que pueden cambiar y desprenderse con el tiempo. Esta obra encarna la tensión de una era en la que el poder, la estabilidad y la identidad se sienten cada vez más frágiles. Le pregunta al espectador: ¿Cuánto tiempo puede algo permanecer en equilibrio antes de que la gravedad le pase factura?